19 de julio


¡Ueee! Primera prueba superada y mucho mejo de lo esperado. El día comienza de malas pulgas. Dormir de CouchSurfing es lo que puede acarrear algunas veces. Bien «Lana», bien «Paco» me pasaron una pulguita que he descubierto por casualidad y que creo que ha saltado lejos de mí. Hasta que he salido de Salamanca ha pasado un buen trecho (no encontraba la maldita N-620) pero una vez enfilado, el viaje ha sido sencillo y casi todo el camino placentero.
El paisaje me regalaba balas de paja preparadas para su secado y recogida, girasoles madurando cara al sol y rebollares a diestro y siniestro. La dehesa se hacía enseguida la reina del camino. También he visto algunos cerdos ibéricos, amén de los milanos y ratoneros que me vigilan desde las alturas.


Mucha crema para el sol, tres litros de agua como mínimo y sólo dos meadas dan idea del calor fatal que hace. Cuando sopla el viento se agradece aunque sea en contra, ya que mitiga el calor infernal que en el tramo final de la etapa, después de pasar Sancti Spiritus, se ha hecho un poco pesado.
Ya en Ciudad Rodrigo, tras desechar el Parador Nacional (por poco, debido a la euforia de mi éxito) me he tomado un bocata con el lomo que llevaba de casa y he echado una siestecilla (con semisueños incluidos) en una de las múltiples plazas del pueblo. Ésta tenía fuente y sombra, lo cual ha sido un punto más que a favor para su elección.



Ahora pienso que daré un paseíto, unas postales, un batido y cuando haga menos calor, a eso de las siete, avanzo camino a Guarda y busco algún lugar por el camino para plantar la tienda, ya que mañana me toca hacer la etapa más dura del «programa».


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